Ed. Diario Progresista (www.diarioprogresista.es), 3 de enero de 2013
Ya he tratado anteriormente y de manera general el tema de la representatividad de la discapacidad. Estas líneas son para llamar la atención sobre la desinformación que hay sobre este tema, sus consecuencias y sus posibles soluciones.
Un Movimiento de masas, (cuatro millones de personas en el caso de la discapacidad), no puede ser representativo, sino es conocido dentro y fuera del colectivo representado, o al menos con quien
tienen que trabajar. Me explico. Como ya os dije en mi anterior columna e informamos en Diario Progresista Edición Castilla y León, el pasado día 26 de diciembre se celebró una reunión entre
varias asociaciones de personas con discapacidad y dependientes de Burgos y Valladolid. Cual fue mi sorpresa cuando descubrí el grado de desconocimiento de las estructuras de personas con
discapacidad en el propio colectivo y las personas que tienen que trabajar con el mismo. Vaya por delante, que no culpo tanto a las personas allí presentes, como a lo cerrado y apartado de la
sociedad de este movimiento. Eso sin contar con las diferentes plataformas existentes y enfrentadas solamente en la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Esas causas hacen que el CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), carezca de la representatividad que debería tener. A pesar de que esta gran plataforma solamente admite
Asociaciones de más de 800 personas y esto obliga a las asociaciones a agruparse en federaciones y confederaciones, estas apenas son conocidas, ni siquiera por el propio colectivo, lo cual perjudica
el número de personas con discapacidad que se asocian.
Esto se debe a que el asociacionismo de la discapacidad ha perdido su objetivo primigenio: la ayuda mutua. Esto tiene como consecuencia que lo que empezó a finales de la década de los 70
siendo un movimiento civil de personas afectadas y sus familiares para conseguir sus derechos sociales y servicios realmente necesarios, se ha convertido en una maquinaria semiempresarial, cuyo
máximo objetivo en mantenerse a sí misma. Lo más grave del asunto, es que cuando surge cuando la sociedad civil intenta organizarse por sus intereses y choca con el aparato ya construido a lo
largo de más de tres décadas a la que se la otorga toda representatividad.
Las posibles soluciones a esta situación, serían las siguientes:
La primera, sería una vuelta al asociacionismo primitivo. Facilitar que las personas afectadas vuelvan a unirse y darles peso específico según su representatividad numérica y su capacidad de
convocatoria.
· La segunda, sería que esta sociedad civil organizada espontáneamente en estas Plataformas se sumasen a la estructura ya existente en cada provincia y Comunidad Autónoma.
La tercera, sería una mayor información sobre teoría de la discapacidad y organización de la misma al propio colectivo y a todos los estamentos básicos del Estado que puedan trabajar esta
materia: Administraciones, partidos políticos y sindicatos, básicamente.